Borre lo que tenia para borrar, emprolije la letra, como pude. Y cuando estaba escribiendo más pausado y parejo, llega él:
Toma mi lapicera con total serenidad y me hace un mamarracho.
y yo lo dejo....... Siempre lo dejo.
Ya es hora de empezar a dar vuelta esta hoja.
martes, 9 de marzo de 2010
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